En el caluroso norte santafesino, donde el agua es un bien tan preciado como escaso, la Cooperativa de Agua Potable de Tostado lleva más de cuatro décadas realizando un esfuerzo incansable para proveer de agua potable a los habitantes de Tostado y varios pueblos vecinos. Este esfuerzo se torna aún más significativo al considerar las dificultades inherentes a la región, donde la disponibilidad y la calidad del agua no son constantes, y el Río Salado —fuente vital para este servicio— enfrenta múltiples desafíos.
El Río Salado, cuyo cauce se origina en la Provincia de Salta y atraviesa las provincias de Santiago del Estero y Santa Fe, es un recurso tan vital como problemático. Su alto contenido salino, junto con la sobreexplotación de sus aguas en las provincias del norte —principalmente utilizadas para riego y ganadería—, agrava las dificultades en su uso más al sur. La disminución del caudal por el consumo aguas arriba repercute directamente en la calidad del agua disponible para los habitantes de Tostado y sus alrededores.
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A pesar de estas adversidades, la Cooperativa ha encontrado la manera de proveer agua de calidad. Su sistema depende del Río Salado, del cual extraen agua mediante un dique nivelador. Desde allí, un acueducto de más de ocho kilómetros transporta el agua hacia la planta de la cooperativa, donde se lleva a cabo un complejo proceso técnico para garantizar su potabilización.
El proceso de potabilización: tecnología al servicio de la vida.
El primer paso en la planta de tratamiento es el filtrado del agua. En esta etapa inicial, se eliminan impurezas y partículas suspendidas en el agua cruda. A través de varios filtros, el agua pasa por un proceso de purificación física que reduce significativamente la cantidad de sólidos, sedimentos y otros contaminantes.
Una vez filtrada, el agua es transportada nuevamente a través de un acueducto hacia la planta de Osmosis Inversa. Este proceso, una tecnología avanzada y vital para regiones con agua de alta salinidad, permite obtener agua pura a partir de la separación de las sales y minerales disueltos. El proceso de ósmosis inversa consiste en hacer pasar el agua a presión por una membrana semipermeable que retiene las sales y otros contaminantes, permitiendo únicamente el paso de moléculas de agua pura. De esta manera, se logra una calidad de agua que cumple con los más altos estándares de potabilidad.
La voz de los responsables
En una conversación con Otmar Verwimp, gerente de la cooperativa, y Diego Chaves, encargado del área técnica, nos explicaron los desafíos diarios que enfrentan para sostener este servicio esencial. Según Verwimp, la falta de una fuente de agua confiable y de buena calidad es un problema recurrente en la región, agravado por los usos indebidos del recurso en las provincias vecinas. Sin embargo, gracias al compromiso y esfuerzo de la cooperativa, se ha logrado mantener un suministro constante de agua potable, adaptándose a las circunstancias.
Chaves, por su parte, destacó la importancia de la tecnología de osmosis inversa, que ha permitido garantizar agua de alta calidad en una región donde las condiciones naturales son adversas. “El proceso no es sencillo ni barato, pero es la única manera de asegurar agua pura para nuestros habitantes”, afirmó.
El agua: un recurso cada vez más escaso a nivel mundial
El caso de Tostado refleja una problemática que se replica a nivel global. Según informes de organizaciones internacionales, el acceso al agua potable es uno de los mayores desafíos de nuestro siglo. Con más de mil millones de personas en el mundo enfrentando dificultades para acceder a agua de calidad, el esfuerzo de la Cooperativa de Agua Potable de Tostado cobra una relevancia aún mayor. En un contexto de crisis hídrica mundial, donde el cambio climático y el uso excesivo de recursos hídricos están llevando a una escasez cada vez más pronunciada, proyectos como el de esta cooperativa son ejemplos de resiliencia y adaptación.